El fatídico 11 de septiembre de 2001, un grupo de terroristas perpetró un acto de violencia inenarrable que cobró la vida de casi 3.000 individuos y causó heridas a más de 6.000 personas. Este acto terrorífico se erigió como el más despiadado ataque que haya sufrido Estados Unidos a lo largo de su historia. En el presente día, se alza la voz en honor a las memorias de aquellos que perecieron en las localidades de Nueva York, Arlington, Virginia y Shanksville, Pensilvania, así como se extienden los respetos a las familias y amigos que quedaron sumidos en el duelo perenne.
La nación estadounidense, con un profundo respeto y conmemoración, dedicó el pasado lunes a recordar el 11 de septiembre, mediante momentos de silencio, discursos cargados de emotividad y un llamado ferviente a instruir a las generaciones venideras acerca de los atentados terroristas acontecidos hace 22 años. En este contexto, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, subrayó la obligación de preservar la democracia y exhortó a la ciudadanía a cohesionarse en una jornada en la que el país conmemoraba el vigésimo segundo aniversario de los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001, que cobraron la vida de casi 3.000 personas.
“La unidad forjó la cohesión de los estadounidenses en aquel día de dolor hace dos décadas. No deberíamos requerir de una tragedia nacional para recordarnos la fuerza de la unidad nacional”, expresó durante una solemne ceremonia llevada a cabo el lunes en una instalación militar en Anchorage, Alaska.
¿Cómo cambió el mundo después del 9/11?
Los ataques del 11 de septiembre instigaron una profunda reordenación en la política internacional. Estados Unidos lideró la “Guerra contra el Terrorismo,” que se tradujo en la invasión de Afganistán con el objetivo de derrocar al régimen talibán, que había brindado refugio a la organización Al-Qaeda. Esta intervención desencadenó una serie de acontecimientos en Oriente Medio que aún perduran en la contemporaneidad, tales como la persistente inestabilidad regional y la expansión del yihadismo.
El 11 de septiembre también supuso un viraje sustancial en el ámbito de la seguridad global. Aeropuertos y fronteras de todo el mundo implementaron medidas de seguridad más rigurosas con miras a prevenir futuros actos terroristas. Asimismo, se crearon agencias de seguridad y se fortalecieron los servicios de inteligencia.
De acuerdo con expertos en salud mental, los ataques dejaron una huella indeleble en la psicología colectiva, sembrando el temor en diversas partes del mundo. La población vivió en un estado de constante inquietud, ante la incertidumbre de la posibilidad de un nuevo ataque en cualquier momento. La percepción de la seguridad personal se tambaleó y la sociedad se vio confrontada con retos sin precedentes en la lucha contra el terrorismo.