México empató en un bochornoso partido en Atlanta
La Selección Mexicana de Futbol sigue perdiendo crédito. Esta vez dio lástima ante Uzbekistán en un partido “molero”, pero con un desempeño que no valdría ni para una “torta jamón” del Chavo del Ocho. Un empate 3-3 ante Uzbekistán deja muy mal parado el proceso de Jaime Lozano al frente del Tri. El “LamborJimmy” se está transformado en una carrera tipo y las cenicientas de la Selección siguen molestas con sus zapatillas de cristal.
México estuvo dos veces abajo en el marcador ante los asiáticos, siempre despreciados por el medio deportivo occidental, pero en este partido demostraron que tienen potencial para aprovechar sus oportunidades ante selecciones con mejores recursos de desarrollo -cualquier juador del Tri gana más que todo el equipo uzbeko- y los Aztecas demostraron que el futbol mexicano sigue estancado y será siempre un espejismo dependiendo el resultado.
Esta vez las formas son las que más preocupan. Sobre todo a la hora de la defensiva. Lo de la portería ya es algo que resalta con un portero de 38 años, terco de no bajarse del barco de oro del Tri, demostrando que a veces ya no le alcanza la veteranía, pero que con su nombre sigue mandando en la Selección, Guillermo Ochoa es el caso.
Pero le llegaron tres veces y las tres veces fueron goles. El tercero, tan preocupante como triste. Muchos dirán que es hacer leña del árbol caído, pero no. Es simplemente futbol y Memo Ochoa, en la recta final de su carrera, puede estar en la Selección, pero a qué precio…
En la ofensiva tampoco fue brillante. Tres goles dicen mucho de un equipo que mereció mucho menos. A pesar de tener la pelota, México careció de idea, de chispa, de futbol. Metió los goles porque los defensas de Uzbekistán son aún más malos que los delanteros mexicanos.
El 3-3 contra Uzbekistán no es un empate. Es una derrota a la moral del futbol mexicano en un momento de incertidumbre y de más dudas que respuestas. Guana y Alemania, los siguientes exámenes del Tri, los cuales serán en Octubre.