2 meses, 60 días lleva la presidenta del perú, Dina Boluarte sin responder a las preguntas de la prensa. la última vez que lo hizo fue el pasado 5 de abril y su “perfomance” fue catastrófica. se presentó, luego del escándalo de los Rolex que supuestamente le había regalado un gobernador regional. Tras su aparición quedaron más preguntas que respuestas. Desde entonces su relación con la prensa, incluso con la tradicional que trata de no rozarla más de lo necesario, es esta. Una presidenta en silencio y una democracia amordazada.
Mientras la mandataria realiza sus actividades los periodistas son recluidos en espacios cerrados y solo pueden reportar tras los vidrios. Horas más tarde la presidenta trataba de justificarse diciendo que ella no había dado esa orden.
Los días pasan y la imagen se repite. Los micros y cámaras acordonados y la presidenta que sonriente pasa al costado sin responder y diciendo que pronto convocará a una conferencia de prensa.
Las asociaciones de periodistas han emitido comunicados de queja, según la última encuesta la desaprobación de la presidenta es el 95 por ciento y mientras esto sucede ella ha optado por el silencio como respuesta pese a avance descontrolado del congreso en amenazar la democracia y la separación de poderes.