La intolerancia y la violencia desbordaron nuevamente en Bucaramanga, dejando una trágica huella en el asentamiento humano Brisas del Sol. Una menor de 15 años resultó gravemente herida después de que un vecino, en un acto de represalia, disparara un arma de fuego tras una disputa relacionada con el volumen de música.
El altercado comenzó cuando un residente del sector, que estaba en estado de embriaguez, mantenía la música a un volumen alto durante la noche. Los vecinos, molestos por el ruido, llamaron a la Policía para que intervinieran. Según testigos, los oficiales llegaron al lugar y ordenaron al individuo que bajara el volumen.
Sin embargo, al día siguiente, el mismo individuo, aparentemente buscando venganza, se dirigió a la vivienda de quienes habían reportado la situación y disparó un arma de fuego. El ataque dejó gravemente herida a una joven de 15 años que se encontraba en la casa en ese momento.
La menor fue trasladada de emergencia al Hospital Local del Norte, pero debido a la gravedad de sus heridas, fue remitida al Hospital Universitario de Santander para recibir una atención médica especializada. La comunidad y las autoridades locales están conmovidas por la violencia desmedida que ha marcado este caso.
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Julio Acelas, director del Observatorio Ciudadano de Bucaramanga, expresó su preocupación por el aumento de estos incidentes: “Las peleas entre vecinos, los problemas del ruido de los equipos, las mascotas, etc., fácilmente pueden terminar en un muerto. Estos conflictos entre vecinos ahora se convirtieron en una fábrica de lesiones personales y de muertos”.
Este incidente en Bucaramanga es un reflejo de un problema más amplio de intolerancia que afecta a varias regiones del país. Un caso similar ocurrió el pasado 15 de agosto en Dosquebradas, Risaralda, donde un altercado entre un motociclista y un agente de tránsito evidenció el creciente nivel de conflicto y violencia en situaciones cotidianas.
En ese caso, los agentes de tránsito habían instalado un retén de rutina y solicitaron al motociclista que se detuviera. El conductor ignoró la orden y uno de los agentes intentó detenerlo usando la fuerza. Las imágenes de seguridad mostraron el tenso momento, subrayando la difícil situación que enfrentan las autoridades en el cumplimiento de su deber.
Estos episodios de violencia reflejan una creciente falta de tolerancia y una incapacidad para resolver conflictos de manera pacífica. Las autoridades y la comunidad deben trabajar juntas para fomentar el diálogo y buscar soluciones efectivas para prevenir que estas situaciones escalen a tragedias como la ocurrida en Bucaramanga.
La joven herida es el rostro de una crisis que requiere atención y acción urgente para evitar que más vidas se vean afectadas por la intolerancia y la violencia en la sociedad.

