La noche del sábado 8 de abril el líder de la etnia asháninka y exconsejero de Junín, Santiago Contoricón, fue asesinado al interior de su vivienda en la comunidad de Puerto Ocopa, en el distrito de Río Tambo.
Según informaron las autoridades locales, los sicarios le dispararon al líder indígena cinco veces en la cabeza al interior de su vivienda y luego huyeron en moto. Contoricón era parte del Comité de Autodefensa de Puerto Ocopa y era conocido por oponerse a los cultivos de coca.
Desde el 2020, al menos 20 líderes indígenas han sido asesinados por criminales vinculados con el narcotráfico, la minería ilegal, la tala ilegal y el tráfico de tierras, según datos de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. La impunidad es un hecho que se repite en la mayoría de los casos de asesinatos a líderes indígenas debido a la lentitud en los procesos legales.
De esos casos, solo uno llegó a juicio, el de Arbildo Meléndez Grandez, jefe de la Comunidad Nativa Unipacuyacu de Huánuco, asesinado en abril de 2020 en medio de una larga lucha por la titulación de su territorio. El asesino fue condenado a sólo cuatro años de cárcel por homicidio culposo.
Según Amnistía Internacional, en el 2022, al menos seis defensores ambientales y sociales también fueron asesinados por la falta de mecanismos de protección eficaces por parte del Estado.
A través de un comunicado, la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú (CONAP) expresó su preocupación por los líderes indígenas que siguen siendo asesinados por defender sus territorios y exigió al Estado que se investigue y se “haga justicia con celeridad”.
Por su parte, el Ministerio del Interior, a través del Programa de Recompensa, ha dispuesto hasta 150.000 soles por información que facilite la captura de los responsables del asesinato del líder asháninka Santiago Contoricón.