La indecisión del Ejecutivo y el sobreendeudamiento de esta empresa obligaron al directorio de Petroperú a renunciar.
El directorio de la petrolera estatal Petroperú había solicitado al Gobierno de Dina Boluarte tomar una decisión ante la “insostenibilidad financiera” de la empresa. Sin embargo, debido a la indecisión de la jefa de Estado, quien primero pidió remover al directorio y luego mantenerlo, este comité presentó su renuncia.
A través de un comunicado, la junta explicó que el sobrendeudamiento de la empresa estatal “ha deteriorado al extremo sus ratios de solvencia y liquidez”. Asimismo, señalaron que “cumplieron con la responsabilidad asignada”; sin embargo, en las condiciones actuales, les resulta “inviable continuar con el encargo recibido”.
Improvisación
Ayer, durante una actividad oficial la presidenta Boluarte volvió a “descartar que PetroPerú vaya a ser privatizado”, a pesar de que en la propuesta del directorio no se planteaba la privatización de la empresa. Asimismo, la semana pasada el premier Gustavo Adrianzén, informó que se estaba terminando de evaluar que un PMO seleccionado en el mercado internacional se encargara de reflotar la empresa “a partir de una nueva visión” de la misma. De inmediato advirtió que “probablemente” tendrían que hacer algunos ajustes en el directorio de PetroPerú.
Pero nunca se emitió el Decreto Supremo y el jueves 5 los directores volvieron a presionar por una respuesta. El apuro tenía una razón: el viernes 6, el directorio tendría una reunión con los principales tenedores de bonos y debían darles una respuesta sobre el futuro de la empresa. Entonces, recibieron formalmente un mensaje de la viceministra de Hacienda, Betty Sotelo, quien les comunicó que el gobierno había decidido aceptar el plan de reestructuración y que podían informárselo así a los tenedores de los bonos. La reunión con los inversionistas ocurrió el viernes. El directorio les informó que la reestructuración estaba en camino y que en pocas horas saldría el Decreto Supremo que les daría el marco legal para iniciar el proceso de concurso para encontrar a la empresa que se encargaría del proceso.
Pero nada de eso ocurrió. No solo no se publicó el Decreto Supremo, sino que hacia la medianoche del viernes la viceministra Betty Sotelo les informó que le acababan de pedir la renuncia. La salida de la viceminstra dejaba nuevamente a los directores sin piso y sin el Decreto Supremo que abría la reestructuración.
El sábado 7 de septiembre anunciaron su decisión de renunciar, pero los ministros de Energía y Minas, y Economía y Finanzas por separado se encargaron de conversar con ellos y pedirles plazo hasta el lunes cuando tendrían una reunión definitiva con la presidenta. La reunión con la mandataria se llevó a cabo a la 1:30 de la tarde y los ministros salieron con un mensaje: la presidenta aceptaba la reestructuración, pero con una condición que era una especie de señal de buena voluntad. Esa condición era que el directorio aceptara nombrar al exministro Oscar Vera Gargurevich como gerente general de la Refinería de Talara.
Los integrantes del directorio no accedieron a darle esa “demostración de buena voluntad” que pedía la presidenta Boluarte a través de sus ministros y por esa razón emitieron el comunicado en el que notifican la renuncia en bloque y advierten que “no se hacen responsables de los alcances ni de las consecuencias de cualquier norma legal que eventualmente se apruebe, ni de la oportunidad en que se realice”.