La Policía Nacional del Perú informó este fin de semana el hallazgo de un cadáver de un hombre adulto en un basural del distrito de Ancón, en la zona norte de Lima, la capital peruana. Los restos, según las autoridades, corresponden al ciudadano Santos Bernardino Chávez Alvarado, de 43 años, un empresario del rubro de construcción que había sido reportado como desaparecido desde el pasado lunes 11 de septiembre.
Aquel lunes, Chávez Alvarado le recordó a su familia que tenía programado un viaje de negocios de su empresa y que se iría saliendo del trabajo; su esposa e hijos se despidieron de él sin imaginar que sería la última vez que lo verían con vida. Las horas transcurrieron y el empresario no respondía las llamadas en su celular, pero supuestamente enviaba mensajes por WhatsApp que no tenían su estilo de escritura. Esto despertó una gran preocupación en su familia, quien acudió a la Policía.
“Él desapareció el día lunes, él llamó a su familia para decir que se iba a ir de viaje”, contó un familiar del empresario. Su esposa denunció el hecho al día siguiente. Y la madrugada del domingo 17 de septiembre la Policía le notificó que fue localizado, pero lamentablemente sin vida.
Los efectivos a cargo de la búsqueda de Chávez Alvarado verificaron que se habían realizado operaciones bancarias en las cuentas del empresario, pero seguían sin tener una señal de vida de él. El hombre de negocios había sido secuestrado, torturado y asesinado por su secretaria, quien se deshizo del cadáver en un basural en la variante de la Panamericana Norte, en Ancón.
El 15 de septiembre, la Policía ubicó una minivan de placa AUH-336, el auto del empresario que estaba siendo conducido por Luis Alberto Azaldegui Carreño, de 27 años, quien portaba un arma de fuego. Éste, bajo la presión, terminó por delatar a Greimy Cristell Gonzales Goycochea, de 26 años, secretaria de confianza del hombre de negocios. El sujeto quedó detenido.
El sábado a las 2:30 de la tarde los detectives llegaron a la casa de la trabajadora, en San Martín de Porres, y ella confesó que secuestró, torturó y asesinó al empresario. Dijo que tuvo que torturarlo para que revele la clave de sus tarjetas y que lo mató dándole de tomar sobredosis de somníferos. Contó que el martes 12 de septiembre abandonó el cadáver en el basural de la variante en Ancón.