Desde hace más de una década, el centro de rehabilitación “El Poder de Dios”, ubicado en la calle Casiopea de la colonia Sánchez Taboada, ha sido testigo de una batalla silenciosa pero desesperada por la supervivencia. El constante deslizamiento de tierra ha puesto en peligro la vida de sus más de 15 habitantes, quienes claman por ayuda sin recibir respuesta alguna de las autoridades.
Según relata el director del centro, la situación ha empeorado con el paso de los años. Lo que solía ser un refugio para más de 80 personas en búsqueda de rehabilitación, ahora alberga apenas a una fracción de ese número. La razón es clara: por la creciente amenaza para sus vidas ha obligado a muchos a abandonar el lugar, incapaces de encontrar una alternativa segura.
“empezó por el lado oeste de la calle Vía Láctea, según vinieron a componer el drenaje, pero todo el drenaje estaba podrido, por aquí pasaban las galaxias para el reacomodo, y pues ya vieron que todas las casas se fueron para abajo, no sé adonde reubicaron a la demás gente a mí, no pudieron porque es mucha gente la que tengo”, dijo el director del centro de rehabilitación, Ricardo Torres.
Este centro de rehabilitación, más que un simple edificio, es un faro de esperanza para aquellos que luchan contra las adicciones y buscan reconstruir sus vidas. Sin embargo, su futuro pende de un hilo mientras las grietas en las paredes y los deslizamientos de tierra amenazan con extinguir esa luz.
La historia de “El Poder de Dios” es un llamado urgente a la acción. Es hora de que las autoridades tomen cartas en el asunto y brinden el apoyo necesario para garantizar la seguridad y el bienestar de quienes lo necesitan desesperadamente. Cada día que pasa sin acción es un día perdido para aquellos que luchan por un futuro mejor.