En un inquietante hallazgo, se ha descubierto que algunos vendedores ambulantes en Bogotá están utilizando una carne conocida como “mota” para preparar embutidos, lo que representa un grave riesgo para la salud de los consumidores. Es carne extraída del cuero del ganado que queda después del proceso de curtiembre, un material que en condiciones normales no está destinado para consumo humano.
José Ramírez, un creador de contenido en internet, reveló la alarmante realidad en el barrio San Benito, ubicado en la localidad de Tunjuelito, al sur de Bogotá. Según Ramírez, esta carne se vende a precios extremadamente bajos, entre $900 y $2.000 por libra, en condiciones de higiene cuestionables. En videos se muestra cómo esta carne a menudo entra en contacto con el suelo, donde se pisa y hasta es ingerida por animales.
una libra de esta carne se consigue por menos de un dólar
“La carne que se vende en estos lugares es extremadamente barata porque no está procesada adecuadamente. Se encuentra en el suelo, expuesta a animales y a condiciones insalubres, lo que incrementa el riesgo de contaminación bacteriana”, aseguró el creador de contenido.
El informe también señala que la carne de curtiembres se utiliza para preparar embutidos que se venden en varios puntos de la ciudad, incluyendo el estadio El Campín, la avenida Primero de Mayo y zonas de rumba. Este tipo de carne, que ha sido descrita como en mal estado y lejos de la cadena de frío, a precios que subrayan la preocupante falta de estándares de calidad y seguridad alimentaria.
La situación pone en alerta a los consumidores, quienes deben ser cautelosos al comprar alimentos en la calle. Las condiciones insalubres y el riesgo de exposición a microorganismos patógenos aumentan el peligro asociado con el consumo de estos embutidos. Es fundamental que los ciudadanos presten atención a la procedencia de los alimentos y opten por productos de proveedores confiables para proteger su salud.
Las autoridades locales y de salud deben intervenir con urgencia para abordar esta problemática y garantizar que los alimentos vendidos en la vía pública cumplan con los estándares adecuados de seguridad e higiene. Mientras tanto, los consumidores deben mantenerse informados y ejercer precauciones adicionales al momento de elegir sus alimentos, especialmente en lugares donde la supervisión sanitaria pueda ser insuficiente.