El reciente anuncio del Gobierno sobre un borrador de decreto que permite a los niños y adolescentes de entre 7 y 17 años elegir su género en la tarjeta de identidad ha desatado un intenso debate en Colombia. La ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, defendió la iniciativa, enfatizando que esta medida responde a una demanda estipulada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y se alinea con los principios de la Corte Constitucional de Colombia.
El decreto propone que los menores de edad puedan optar por identificarse como masculino o femenino, un cambio que se considera definitivo. La ministra explicó que esta normativa busca garantizar el derecho a la identidad y al auto reconocimiento, aspectos fundamentales de los derechos humanos. “Es importante reconocer que la identidad de género es un derecho humano, y los menores también deben tener la posibilidad de definirse”, afirmó Buitrago.
Las nuevas opciones de género que se incluirán son:
Femenino (F)
Masculino (M)
No Binario (NB)
Trans o Travesti (T)
Sin embargo, la propuesta ha generado controversia, ya que plantea preguntas sobre la capacidad de los niños para tomar decisiones tan significativas respecto a su identidad. Críticos de la medida argumentan que, a tan temprana edad, los niños podrían no contar con la madurez necesaria para entender las implicaciones de un cambio de género irreversible. Al respecto, la ministra sostuvo que los niños poseen la capacidad de autodefinirse y que el proceso de cambio de género deberá ser presentado ante un notario, garantizando que sea gratuito.
La ministra también destacó que limitar el reconocimiento de género a una categoría binaria puede resultar en exclusión y discriminación, subrayando la necesidad de una mayor inclusividad en la sociedad. “El auto reconocimiento es fundamental y no puede negarse; la tarjeta de identidad es una herramienta clave para demostrar la situación de género de cada individuo”.
El debate continúa, con opiniones divididas sobre la idoneidad de permitir que los menores elijan su género. Mientras algunos ven la medida como un avance en derechos y reconocimiento, otros se cuestionan si es un paso adecuado en el desarrollo de la infancia y la adolescencia. El futuro de esta normativa dependerá de cómo se aborden las inquietudes planteadas y de la implementación efectiva de los derechos de todos los ciudadanos.