Es preocupante el aumento de violencia, el país ha registrado seis masacres en menos de 72 horas, con un saldo trágico de 18 personas muertas, entre ellas tres menores de edad, lo que ha encendido alarmas sobre la seguridad y la estabilidad en diversas regiones.
Uno de los incidentes más impactantes ocurrió en Cimitarra, Santander, donde un grupo de siete hombres armados irrumpió en una vivienda, asesinando a tres menores, uno de ellos de solo 12 años. El secretario del Interior de Santander, Óscar Hernández, confirmó la tragedia y destacó que, ante la gravedad del crimen, un Fiscal Especializado ha sido enviado desde Bogotá para liderar la investigación. Además, se ha ofrecido una recompensa de 50 millones de pesos por información que conduzca a la captura de los responsables.
La violencia se ha extendido a la vereda Playitas, en Acevedo, Huila, donde tres personas fueron asesinadas en su hogar. Entre las víctimas se encontraba Flavio Ojeda, esposo de la presidenta de la junta local. Los otros dos hombres eran recolectores de café, cuya identidad aún no ha sido confirmada. El alcalde de Acevedo, Edgar Prada Sterling, expresó su consternación y reveló que se encontraron panfletos del frente ‘Rodrigo Cadete’ de las disidencias de las Farc en el lugar, sugiriendo un posible trasfondo de amenazas.
van 56 masacres en 2024 y 182 durante el gobierno de Gustavo Petro
En Norte de Santander, la violencia continuó con una masacre en los municipios de La Playa de Belén y Ábrego, donde seis personas fueron asesinadas. Las autoridades, bajo el mando del coronel Néstor Arévalo, comandante de la Policía del departamento, investigan la posible implicación del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en este ataque, en el contexto de disputas territoriales. Dos de las víctimas tenían antecedentes por secuestro, hurto y homicidio, lo que ha llevado a considerar la posibilidad de un ajuste de cuentas.
A primera hora de este lunes, otro ataque se registró en Toribío, Cauca, en un establecimiento comercial conocido como ‘El Barón Rojo’, donde tres personas fueron asesinadas y cinco más resultaron heridas, dos de ellas de gravedad. Las autoridades apuntan a las disidencias de las Farc como responsables del ataque, en medio de una creciente lucha por el control del territorio.
Este alarmante repunte de violencia no solo ha dejado un saldo trágico de muertes, sino que también ha generado una profunda preocupación en la sociedad colombiana sobre la seguridad y la paz en el país. Las autoridades se enfrentan al desafío urgente de contener esta ola de violencia y garantizar la protección de la población civil. La situación es crítica y requiere una respuesta inmediata y efectiva para prevenir nuevos hechos de sangre.