El norte de la ciudad de Bogotá fue azotado por fuertes lluvias que provocaron severas inundaciones ocasionando el colapso del sistema de transporte y dejaron a muchos niños atrapados en sus rutas escolares por horas.
El caos comenzó alrededor de las 2:00 p.m., cuando el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER) reportó lluvias generalizadas en varias zonas de la capital. A medida que el agua se acumulaba, los problemas comenzaron a multiplicarse, especialmente en el norte de Bogotá, donde las calles y avenidas principales, como la Carrera 7 con Calle 187, la Avenida Boyacá con Calle 170 y la Avenida Ciudad de Cali con Calle 132, fueron algunas de las más afectadas por la creciente inundación.
La autopista Norte bajo el agua
Sin embargo, la mayor afectación ocurrió en un tramo de la Autopista Norte, particularmente a partir de la Calle 170, donde el agua cubrió gran parte de la vía, creando una situación crítica para el transporte vehicular. A las 4:19 p.m., la Secretaría de Movilidad informó que tanto el sentido norte-sur (de la Calle 170) como el sur-norte (de la Calle 200) estaban totalmente inundados. En ese momento, varias rutas escolares ya se encontraban en tránsito, lo que provocó que los estudiantes quedaran atrapados por el agua que se acumulaba rápidamente.
Las imágenes de las rutas escolares varadas en medio de un mar de agua rápidamente comenzaron a circular en redes sociales, mostrando a niños, padres y profesores en estado de angustia, mientras esperaban que la situación mejorara. El caos aumentó cuando, a las 5:00 p.m., el encharcamiento provocó el cierre completo de la Autopista Norte, desde la Calle 200 hasta la Calle 153 en sentido sur-norte, afectando aún más el tráfico y la movilidad.
Padres y estudiantes atrapados por horas
El problema se extendió por horas, ya que los niveles de agua no cedían, a pesar de que las lluvias dieron un respiro alrededor de las 4:30 p.m. Sin embargo, el agua acumulada en las vías continuó causando estragos, lo que dificultó la circulación de vehículos, incluyendo automóviles particulares, buses y transporte escolar. Mientras tanto, la comunicación entre padres y maestros se tornó difícil, pues las líneas telefónicas y los mensajes se veían afectados por la congestión de la red.
Varios padres de familia, visiblemente angustiados, expresaron su frustración al no poder contactar a las rutas escolares ni a los colegios. Algunos de ellos decidieron ir en busca de sus hijos, mientras otros tuvieron que esperar varias horas hasta que los vehículos pudieran avanzar y regresar a casa. Algunas rutas escolares, ante el riesgo de quedar atrapadas por más tiempo, optaron por devolverse antes de que la situación empeorara, pero esto también provocó mayores demoras y alteró los horarios previstos.
El impacto en la comunidad educativa
El colapso del transporte no solo afectó a los estudiantes, sino también a los docentes y personal administrativo que se encontraban en las instituciones educativas. Las escuelas y colegios en la zona, especialmente en barrios como Chapinero, Usaquén y Suba, no pudieron liberar a los niños a tiempo, causando que muchos de ellos tuvieran que permanecer en las instalaciones hasta que la situación de la autopista mejorara lo suficiente.
La jornada escolar, que normalmente culmina entre las 3:00 p.m. y las 4:00 p.m., se extendió por varias horas, lo que generó una notable preocupación entre los padres. El hecho de que muchos niños y adolescentes estuvieran atrapados sin poder salir de sus centros educativos fue un escenario angustiante para las familias afectadas.
Reacciones y medidas
La rápida reacción de la Secretaría de Movilidad y de los organismos de emergencia permitió, por lo menos, reducir el impacto en la zona sur de la ciudad. Sin embargo, el problema persiste en el norte, donde las lluvias provocaron nuevos deslizamientos en algunas zonas altas, complicando aún más la circulación.
Por su parte, el IDIGER recomendó mantener la precaución en las zonas afectadas, además de tomar medidas preventivas ante la posibilidad de más lluvias en las próximas horas. El transporte público y las rutas escolares fueron redirigidas a través de rutas alternas, pero las autoridades advierten que se mantendrá un monitoreo constante para evitar nuevos colapsos.
Las imágenes que se compartieron en redes sociales mostraban la magnitud del caos: rutas escolares rodeadas de agua, padres desesperados buscando información, y niños mojados y agotados esperando poder regresar a casa. La tarde del 6 de noviembre será recordada, sin duda, por la difícil situación vivida por muchas familias bogotanas, que se vieron atrapadas por una tormenta que, en cuestión de minutos, desbordó las infraestructuras de la ciudad.
Aunque las lluvias cesaron por ahora, la situación de las inundaciones en algunas zonas del norte de Bogotá continúa siendo un desafío para las autoridades. Se espera que en las próximas horas se normalice la movilidad, pero la tarde del martes dejó claro que, a pesar de los esfuerzos, las fuertes lluvias en la capital siguen siendo un fenómeno impredecible que puede generar consecuencias devastadoras en minutos.