Este lunes, 43 migrantes colombianos fueron enviados desde Panamá a Medellín, donde varios de ellos denunciaron graves abusos por parte de las autoridades panameñas durante su traslado. Las víctimas, que llegaron al aeropuerto José María Córdova, aseguran que fueron amarrados y mantenidos en condiciones inhumanas durante su estadía en el país vecino.
De los 43 migrantes, 36 fueron deportados por estar en situación irregular en Panamá, mientras que los otros siete tenían antecedentes por delitos como trata de personas y tráfico de estupefacientes. Las denuncias apuntan a un trato humillante y cruel durante su detención. Varios de ellos afirmaron que durante todo el vuelo de regreso a Colombia fueron esposados y atados con abrazaderas, sin ninguna consideración a su bienestar.
Uno de los testimonios más alarmantes fue el de un migrante que indicó que, tras ser detenido por las autoridades migratorias panameñas, fue mantenido encerrado durante 15 días en una habitación sin acceso a luz natural ni a un trato adecuado. “Nos tenían amarrados y sin poder movernos, a veces con las manos esposadas, otras veces con abrazaderas. Fue una experiencia terrible”, señaló otro de los deportados.
Además, varios migrantes denunciaron que, al llegar a Colombia, no recibieron ningún tipo de apoyo para regresar a sus lugares de origen. La falta de coordinación entre las autoridades colombianas y panameñas dejó a muchos varados en Medellín, sin transporte ni albergue.
Personería de Rionegro denuncia falta de apoyo institucional
La Personería de Rionegro, encargada de recibir a los migrantes en el aeropuerto de Medellín, lamentó la falta de coordinación con Migración Colombia y otros organismos del Estado para garantizar los derechos humanos de los deportados. Jorge Luis Restrepo, personero de Rionegro, señaló que no hubo ninguna red de apoyo disponible para estos migrantes. “Acabo de hablar con Prosperidad Social y no hay rutas de albergue ni transporte para ellos”, afirmó Restrepo, quien subrayó la gravedad de la situación.
Este incidente ocurre en un contexto diplomático tenso entre Colombia y Estados Unidos, después de que el presidente Gustavo Petro exigiera trato digno para los migrantes colombianos deportados desde el país norteamericano. Si bien las autoridades colombianas acordaron usar sus propios aviones para repatriar a sus connacionales desde EE.UU., este caso con Panamá pone en evidencia las deficiencias en el trato hacia los migrantes, incluso en el contexto regional.
La situación evidencia las dificultades que enfrentan los migrantes en tránsito, muchas veces atrapados en sistemas migratorios que no solo los despojan de su dignidad, sino que también los dejan vulnerables a abusos y maltratos. Las denuncias de estos colombianos llegan en un momento en que se requiere con urgencia una mejor coordinación y apoyo institucional para garantizar que los derechos humanos de los migrantes sean respetados, independientemente del país en el que se encuentren.