Las autoridades panameñas han descubierto un campamento clandestino de migrantes irregulares en la inhóspita selva del Darién, una de las rutas más peligrosas utilizada para llegar a Norteamérica. El hallazgo se realizó durante la operación ‘Arcángel Miguel’, en la que participaron aproximadamente 150 agentes del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), en colaboración con el Ministerio Público y el Ministerio de Ambiente.
Ubicado en un área remota a orillas de un río, en la comarca aborigen embera en Darién, el campamento estaba diseñado para proporcionar una infraestructura completa a los migrantes que atraviesan esta región selvática. Contaba con más de 55 chozas, botes, plantas eléctricas, neveras y tecnología avanzada para internet, así como siete antenas satelitales Starlink, las cuales fueron decomisadas durante el operativo. Estas antenas, según las autoridades, se presumen que se usaban para coordinar y facilitar actividades ilícitas en la región.
Jorge Gobea, director del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), explicó que este campamento es una manifestación de la explotación económica ilegal que se alimenta de la desesperación de los migrantes. Estas actividades ilegales incluyen la prostitución, venta de drogas y extorsión, muchas veces vinculadas con grupos criminales como el Clan del Golfo, el cual controla el tránsito migratorio en la región.
“Este tipo de actividades es la réplica de lo que hace el Clan del Golfo en Colombia. En estos campamentos, la economía ilegal permite que ellos controlen precios y actividades, determinando los movimientos de los migrantes”, afirmó Gobea.
Las autoridades panameñas han implementado medidas para controlar el flujo migratorio, incluyendo cercar las trochas en la selva y poner en marcha un plan conjunto con Estados Unidos para repatriar a los migrantes que cruzan la selva de forma ilegal.
Entre enero y agosto de 2023, 324.204 personas cruzaron la selva del Darién, mientras que en el mismo periodo del presente año la cifra descendió a 236.621, una disminución del 27%
A pesar del hallazgo, algunos lugareños defienden las actividades comerciales relacionadas con el campamento, calificando las afirmaciones del Senafront como “exageradas”. Sin embargo, la realidad para los migrantes es dura: enfrentan asaltos, violaciones y los desafíos implacables del entorno selvático, como animales salvajes y crecidas de ríos.
Al llegar a la provincia de Panamá, los migrantes son recibidos en estaciones migratorias donde reciben atención sanitaria, alimentación y se les toma datos biométricos. Esta información permite a las autoridades llevar un registro de los cruces y detectar posibles criminales. El Gobierno panameño ha intensificado sus esfuerzos para controlar la migración irregular, destacando que el único corredor humanitario autorizado es el que conecta Cañas Blancas con Bajo Chiquito.
Gobea reiteró el compromiso del Estado panameño en proporcionar auxilio humanitario a los migrantes, enfatizando que su rol es crucial para el bienestar de quienes enfrentan esta peligrosa travesía.

