Un trágico accidente aéreo cobró la vida de ocho militares de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) cuando un helicóptero Huey II, matrícula FAC-4441, se estrelló en la región selvática de Cumaribo, mientras realizaba una misión humanitaria de emergencia.
La aeronave despegó de la base aérea de Marandúa con el objetivo de evacuar a un paciente en estado crítico de la comunidad indígena Santa Teresita. Sin embargo, poco tiempo después de su despegue, perdió comunicación con la base, lo que llevó a las autoridades a activar de inmediato los protocolos de búsqueda y rescate.
Desafortunadamente, horas más tarde, los restos del helicóptero fueron hallados en una zona de difícil acceso, confirmando la pérdida de los ocho ocupantes a bordo. Imágenes del lugar del siniestro mostraron una devastación completa de la aeronave tras el impacto.
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La FAC emitió un comunicado lamentando la tragedia y expresando su pesar por la pérdida de sus integrantes, quienes realizaban una labor humanitaria crucial en una región remota del país. Entre los fallecidos se encontraban el capitán Julián Perilla, el subteniente Édgar Durán y otros miembros del equipo técnico y médico, quienes dedicaron su vida al servicio y la protección de la comunidad.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se pronunció sobre el accidente, enviando un mensaje de condolencias a las familias de los caídos: “Un abrazo de solidaridad a sus familias en medio de esta noticia que enluta al país”.
Las causas del accidente aún están siendo investigadas. Mientras se indagan las posibles fallas técnicas y las condiciones climáticas adversas que podrían haber contribuido al siniestro, un equipo especializado de la FAC se trasladará al lugar para esclarecer lo sucedido.
Este trágico incidente subraya los riesgos que enfrentan los miembros de las fuerzas armadas en el cumplimiento de su deber, especialmente en operaciones de emergencia en áreas de difícil acceso.